Facebook se hace con el control
de WhatsApp, iniciando con ello una nueva era en la mensajería instantánea.
Los rumores de adquisición sobre
la empresa que ha revolucionado las comunicaciones vía móvil han sido
constantes desde hace más de un año. Dos gigantes de internet han lanzado en
este tiempo su órdago a la reina de la mensajería instantánea. Tanto Facebook
como Google mostraron su interés en añadir esta plataforma a sus filas; una
tentación a la que WhatsApp supo resistirse, lo que solo hizo aumentar el deseo
de poseerla, y con ello elevar exponencialmente su valor de mercado.Quien la
sigue la consigue. Así, la reciente adquisición de WhatsApp por Facebook ya se
ha hecho pública. Una operación que se ha saldado con nada menos que 16 mil
millones de dólares. Una cifra que puede resultar desorbitada, dado que supone
un desembolso de 30 dólares por usuario. Como ejemplo, supone 16 veces más que
lo que Zuckerberg pagó por Instagram, la joya de las aplicaciones sobre
imágenes en internet.
Con ello además Jam Koum,
fundador y consejero delegado de la empresa, no solo sacará gran partido
económico a su idea sobre un servicio de mensajería libre y generalista, sino
que también pasará a formar parte del Consejo de administración de Facebook, la
todavía empresa líder en las redes sociales.
Con la adhesión de WhatsApp a sus
dominios, Facebook pretende, además de reforzar la conquista de los usuario
móviles, ganarse de nuevo el favor de los más jóvenes. Constituyen el público
más activo en los Social Media, y son justo quienes últimamente están
abandonando su plataforma, en beneficio de otros servicios más dinámicos, como
Twitter, o en aquellos donde no estén sus padres y se respete su privacidad,
como es el caso de Snapchat. Este último, por cierto, también ha estado en el
punto de mira de Facebook, quien intentó sin éxito adquirir por 3.000 millones
de dólares.
¿Qué va a suceder a partir de
ahora?
Esto mismo se preguntarán los 450
millones de usuarios que se han levantado con la noticia de que ahora el color
verde del icono más utilizado de su escritorio podría tornarse azul. En
principio no existe una razón aparente para alarmarse. Marck Zuckerberg ha
hecho pública su decisión de mantener la independencia operativa de WhatsApp,
tal como hizo en su momento con Instagram. Una fórmula que ha funcionado. Asimismo, la temida llegada de la publicidad
tampoco debe preocupar a los usuarios. En principio la plana mayor de Facebook
no tiene previsto deteriorar la experiencia de usuario a base de mensajes
intrusivos. Pero ¿esto será siempre así o tan solo por el momento?
El potencial de WhatsApp como
canal y soporte publicitario puede resultar demasiado tentador. Que Facebook
afirme que "en principio" no pretende explotar su potencial
publicitario no quiere decir que no termine haciendo todo lo contrario. De
hecho son muchas las voces críticas que consideran que esto acabará tarde o
temprano sucediendo, y más teniendo en cuenta que la tan de moda publicidad
móvil, se ha convertido en uno de los pilares del negocio de la propia red
social.
Para compensar este sacrificio, y
a pesar de que la intención inicial es mantener esta aplicación operando de
forma independiente, quizás la estrategia de Facebook más pronto que tarde,
termine finalmente por cumplir con el deseo de muchos de los usuarios de
WhatsApp. Abrirlo a todo tipo de dispositivos y también llevarlo a nuestro
escritorio. Quizás todo ello para terminar en una fusión que conjunte esta
aplicación de mensajería con su actual chat en línea. A pesar de todo ello, hay
quienes encuentran poco sentido a esta adquisición multimillonaria. Y más aun,
si sólo contemplamos un hipotético retorno de la inversión a través de los
pagos por la aplicación o la llegada de la publicidad móvil a la misma. Sin
embargo, existe un trasfondo mucho más importante. El de la privacidad, la
información y los datos.
¿Qué hay realmente detrás de esta
operación millonaria?
En principio, las causas arriba
mencionadas podrían ser suficientes para que Facebook decidiera absorber
WhatsApp, a toda costa. La conquista de los usuarios móviles y el acercamiento
a los jóvenes son elementos que determinan la existencia de cualquier
plataforma online, especialmente importante en el caso del gigante de las redes
sociales, cuya muerte no ha sido solo anunciada, sino que tiene fecha de
cumplimiento inminente. En cambio, hay más tela de la que arde en toda esta
historia. No conviene olvidar que la información es un tesoro de incalculable
valor, y ambos servicios pueden presumir de disponer de primera mano acceso a
los datos más privados de los usuarios.
Un hecho que les ha supuesto ser
el foco de numerosas críticas y reclamaciones, con motivo de la falta de
privacidad de la información, y del uso indebido de la misma. Son sonadas las
denuncias a las que Facebook ha tenido que hacer frente a raíz de la
vulneración de los derechos de los usuarios. Algo que le ha costado más de un
disgusto económico. Pero nada comparable con la productividad que a diario
puede extraer de estos datos. El futuro de la comunicación pasa por ofrecer un
mensaje orientado, y adaptado a los intereses y pautas de conducta de los
usuarios. Un futuro del que ya somos testigos, y en el que Facebook tiene claro
que quiere estar. Para ello, nada mejor que enriquecer su ya gran base de datos
con esos detalles que de otro modo podrían escapar a su control.
La sombra de la conspiración
Las conspiraciones también tienen
cabida en esta historia de grandes adquisiciones. Basta recordar algunos
acontecimientos recientes donde organizaciones como la NSA (Agencia Nacional de
Seguridad) y empresas como Google y Facebook acababan envueltas en una sonada
polémica más propia del espionaje de las películas de Hollywood que de la vida
real. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de estas empresas para recuperar
la confianza de los usuarios, quedó patente, cómo los datos de los propios
usuarios están sujetos a las peticiones de gobiernos como el de Estados Unidos
a través de la propia corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA).
Evidentemente en ocasiones, la
realidad suele superar a la ficción, y no son pocos quienes alertan de que las
redes sociales están al servicio de las agencias de inteligencia. De una forma
u otra, las redes sociales se han convertido en la herramienta potencialmente
más poderosa para el espionaje.
Recientemente la noticia sobre el
caso de espionaje de EE.UU. a millones de llamadas telefónicas, también en
España, e incluso a líderes políticos de todo el mundo, deja entrever que
aunque se niegue lo más evidente, esto termine siendo siempre lo más probable.
Por todo ello, no resultan casuales las relaciones de los más conspiranóicos,
que vinculan a este red social con la propia CIA, la que a su vez también
estaría financiando a la propia red social para sus propios fines. También
implicando al UIT y a la propia ONU, en un plan global con el objetivo de
controlar internet y la compilación de datos e información de todos los
usuarios del Internet.
La conjunción de Facebook y
WhatsApp no solo permitiría seguir aglutinando más información. Si no además,
relacionar los usuarios con las líneas telefónicas móviles ofreciendo información
adicional. Conversaciones, localización exacta, etc...
Quizás por ello, la preocupación
de si Facebook aprovechar WhatsApp como herramienta de marketing o para incluir
publicidad o no sea lo de menos. El acceso global a la información de las personas
e individuos, ha adquirido su cuota más alta de valor. Y el negocio del
espionaje, el de los datos, es ahora un arma más poderosa que aquellas lanzadas
en guerras de antaño.
Atículo:puromarketing.com