Tras la adquisición no hace ni mes y medio del servicio
de mensajería instantánea WhatsApp por 19.000 millones de dólares, el patrón de
Facebook suma a la lista de la compra Oculus VR. En este caso paga 2.000
millones de dólares (1.450 millones de euros) para hacerse con el control de
esta compañía que desarrolla gafas de realidad virtual para videojuegos. Puede
ser un capricho, pero en su mente lo ve como una herramienta que en el futuro
será esencial para comunicarse.
En el pasado congreso del móvil en Barcelona, el fundador
y consejero delegado de Facebook dijo que se iba a tomar un buen respiro antes
de realizar otra gran compra. Fue una verdad a medias. Comparando precios, la
de Oculus es pequeña frente a la de WhatsApp. Sin embargo, es casi el doble de
lo que hace dos años desembolsó por Instagram. Le ayuda a financiar estas
adquisiciones que el precio de la acción de Facebook esté cambiándose en el
Nasdaq a casi 70 dólares (50,7 euros).
De hecho, de acuerdo con los términos publicados de la
operación, del total paga 400 millones de dólares (290 millones de euros) en
efectivo. El resto es en acciones, en concreto 23,1 millones de títulos.
Después, en la conferencia con analistas para explicar los méritos de la
operación, volvió a decir que no espera volver a tener que firmar cheques tan
grandes. Su justificación es que no hay verdaderamente más candidatos que sean
interesantes para comprar o que puedan suponer una amenaza para su plataforma.
"La historia de nuestra industria es que cada 10 o
15 años hay una nueva gran plataforma de computación, ya sea el PC, la Web o
empresa móvil", explicó Zuckerberg
Como en el caso de WhatsApp, con esta maniobra trata de
proteger de nuevo su patio. Oculus, según la lógica de Zuckerberg, tiene el
potencial para convertirse en una herramienta que permita a la gente
comunicarse. Es evidente que Zuckerberg quiere que Facebook sea algo más que
una red social. Si se cumple su visión, la compra de Oculus podría ser la más
relevante de las anunciadas hasta ahora porque va más allá de la interacción
con la pantalla táctil de un móvil o una tableta.
Las gafas de Oculus son más sofisticadas que la Glass de
Google. Cuenta con aplicaciones y un interfaz gráfico que permiten al usuario tele
transportarse virtualmente a lugares remotos e interactuar en los videojuegos.
Como dice Zuckerberg, "es como estar allí". Pero las Oculus no están
pensadas para ser llevadas siempre (pesan 450 gramos casi), y las Glass, sí.
"La historia de nuestra industria es que cada 10 o
15 años hay una nueva gran plataforma de computación, ya sea el PC, la Web o el
móvil", dijo el cofundador de Facebook y director ejecutivo, Mark Zuckerberg,
en una conferencia telefónica con analistas y medios de comunicación para
discutir la adquisición.
"Estamos haciendo una apuesta a largo plazo cuando
la realidad inmersiva, virtual y aumentada se convertirá en una parte de la
vida cotidiana de las personas", dijo Zuckerberg, que señaló que el uso de
las gafas Oculus es "diferente a cualquier cosa que he experimentado en mi
vida”.
El fundador de
Facebook, desechó que su empresa se vaya a convertir en una compañía de
hardware; tampoco tiene la intención de tratar de obtener un beneficio de las
ventas de los dispositivos. Zuckerberg aclaró que el software y los servicios
de Facebook continuarían siendo los negocios fundamentales de la empresa, lo
que podría generar ingresos en dispositivos como Oculus a través de la
publicidad de bienes virtuales.
Oculus operará como una compañía independiente, aunque
Zuckerberg hizo hincapié en que los planes de Facebook para Oculus es
extenderse mucho más allá de los juegos. "Imagínese disfrutando de un
partido desde un asiento de la pista o en un aula de estudiantes y profesores
de todo el mundo o consultar con un médico cara a cara con sólo ponerse las gafas en su casa".
Art. de: elpais.com
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